Nuestra iglesia nos permite un espacio de recogimiento, de reflexión y de espiritualidad en el cual podemos hablar con Dios y relajarnos de nuestros malos pensamientos, pero como todo a la gente le da miedo o pena del que dirán los demás por entrar en una iglesia a conversar con Dios, por algo la tenemos y tenemos que disfrutarla por que muy pocas veces tenemos la capacidad de hacer esas reflexiones.
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